Querer que se pueda
Artículo de opinión de Silvia Pasarón Ayuso, concejal del Grupo Municipal del PP
En el año 1992, la UNESCO escogió el 3 de diciembre para celebrar el Día Internacional de la Discapacidad; desde entonces hasta ahora, esta jornada ha servido para sacar a la luz los derechos de este colectivo y para reivindicar sus capacidades frente a quienes piensan que no las tienen. Afortunadamente, la sociedad ha ido cambiando en estas últimas décadas, pero todavía queda camino por recorrer para lograr la plena integración.
El lema escogido para este año ha sido, “Reconstruir mejor: hacia un mundo inclusivo, accesible y sostenible después del COVID-19 por, para y con las personas con discapacidad”. Fíjense que, curiosamente, la COVID19 ha afectado a todos los colectivos, a todos. El virus no ha hecho distinción ninguna y no ha tenido en cuenta nuestras diferencias. El lema destaca algo muy importante, que para conseguir un mundo inclusivo, accesible y sostenible hay que contar con TODOS, porque sólo así, será para TODOS.
Debemos tener siempre presente que estos valores de los que continuamente hablamos, tienen que servir para hacer una sociedad y un mundo mejor y eso es bueno para cualquier persona. Una ciudad accesible y sostenible no es sólo para unos pocos, sino para mejorar la calidad de vida de cualquiera que viva en ellas. Una sociedad inclusiva, es buena para todas las personas. Si algo es positivo para toda la sociedad ¿por qué tenemos que seguir reivindicándolo año tras año?, ¿por qué tenemos que hablar de ello con respecto a un único colectivo, cuando nos beneficiaría a todos?
La respuesta es triste, pero sencilla: no todo el mundo lo ve así. Todavía existen muchas diferencias y desigualdades. Faltan puestos de trabajo adaptados y confianza en las personas que tienen otras capacidades diferentes; se necesita más inversión en movilidad y accesibilidad urbana; que se siga apostando por las ayudas necesarias para la integración de personas con diversidad funcional y lo que es más importante, continuar trabajando por la igualdad. Aún hoy, en pleno siglo XXI, se sigue encontrando desigualdad en muchos frentes, desde la educación de nuestros niños hasta en el cuidado de nuestros mayores.
Todos hablamos de igualdad y de tener una vida normal e intentamos trabajar para conseguirlo pero, como en toda carrera, a unos les cuesta más que a otros. Y en el caso de las personas con diversidad funcional esa carrera es bastante más dura. Luchan con ellos mismos para mejorar y luchan con un entorno que, en muchas ocasiones, no es el más adecuado; aún así, se levantan cada día con la intención de vivir cada jornada con la mayor normalidad posible. Y ahí están sus familias, sus amigos y las asociaciones que les cuidan, escuchan y apoyan para mejorar su calidad de vida, haciendo ese entorno del que hablamos, más normal, flexible, capaz e integrador. Mi más sincera admiración hacia todos estos luchadores.
Hay que continuar apostando por la educación para conseguir una sociedad respetuosa, inclusiva y solidaria que entienda que la discapacidad o la diversidad funcional no definen a la persona, sino sus valores y lo que es capaz de hacer. Todos y creo que realmente deberíamos ser todos, desde cualquier nivel de la sociedad, colectivos, organismos, instituciones…., deberíamos aunar fuerzas para conseguir que la vida sea un poco más fácil.
Todos los años lo decimos “Saber que se puede, querer que se pueda”. Sabemos que se puede conseguir, pero lo importante es querer hacerlo.
Sí, somos diferentes, pero eso ¿nos hace peores? No, simplemente distintos y es ahí donde reside nuestra riqueza.